Conoce alguna de las historias y curiosidades que rodean al mundo del fútbol como por ejemplo la de la génesis del término “cantar el alirón”. Muchas de ellas están ligadas a esta tierra, Bizkaia, y a su equipo, el Athletic. Sigue leyendo, te las desvelamos.
¿Cuál es el origen de “cantar el alirón”?
Hoy en día, el término “alirón” o la expresión “cantar el alirón” es utilizado para manifestar de manera eufórica un objetivo conseguido, especialmente en el terreno deportivo, y más en concreto en el fútbol. Pero ¿Cuál es el origen de “cantar el alirón”?
Existe una versión sobre el germen de la palabra según la cual surgió a finales del siglo XIX, en la explotación de mineral de hierro en los montes de Triano, muy próximos a la localidad de Ortuella en la comarca vizcaína de las Encartaciones, al grito de “Alirón”.
Concretamente, se señala a los trabajadores ingleses que llegaron en esa época hasta esta provincia, y que fueron contratados por la empresa inglesa que explotaba la extracción del hierro de las minas vizcaínas de esa zona. Cada vez que estos mineros encontraban una veta de hierro el capataz colgaba el cartel en la puerta de la mina con la inscripción “All Iron” que en inglés significa “Todo Hierro”. Hierro lígrimo, sin mezcla de fósforo, con la que se certificaba la pureza del producto.
Ello, les daba motivos para la celebración pues eran gratificados con una retribución extra. Así, al leer la leyenda, el boca a boca corría como la pólvora y todos los mineros ingleses comenzaban a cantar “All Iron”, mientras que los oriundos que no sabían pronunciarlo correctamente, decían al unísono “Alirón”.
Por tanto, alirón sería la adaptación de la expresión inglesa “all iron” (todo hierro), y tendría su origen en el pasado industrial y minero de Bizkaia. Si bien, enseguida se asociaría esta palabra con el football, importado por esas fechas por los emigrantes ingleses que vinieron a trabajar.
¡Alirón, alirón, el Athletic es campeón!
La composición de este pareado proviene de una canción que popularizó, en la primera década del siglo XX, la bailarina y cupletista Marietina. Una de las vedetes del momento, que en el Teatro Romea de Madrid cantaba un cuplé titulado El Alirón, con letra de Álvaro Retana y música de Gaspar de Aquino. La canción, sobre todo el estribillo, entonado con las dosis justas de picardía, tiene un éxito inmediato, de modo que otras cupletistas lo incorporan rápidamente a su repertorio.
Se dice que el término alirón en la canción era debido a que éste era una variación del vocablo “alón”, proveniente del francés “allons”, cuyo significado literal era la exclamación “¡vayamos!”, utilizada entre otros en el ejército para animar a la tropa.
El Salón Vizcaya de La Palanca
En este contexto, nos trasladamos a finales del año 1913 en Bilbao, según cuenta la leyenda popular. La cupletista Teresa Juliana Lucía Maraval Torres cuyo nombre artístico era Teresita Zazá, actuaba en el Salón Vizcaya. Un cabaret actualmente desaparecido situado en la bilbaína calle San Francisco en los números 40 y 42. Dicho local estaba ubicado en el canalla y marginal barrio de Las Cortes, conocido como La Palanca. Así llamado, por la principal herramienta que usaban los barrenadores mineros de las cercanas explotaciones de Miribilla, y por el uso de palanganas para el lavado íntimo en el elevado número de burdeles que existían en la zona, y que eran frecuentados por los mineros y estibadores de los muelles de la ría.
Así pues, ante el furor que levantaba el tema en Madrid, la cupletista Teresita Zazá introdujo en su repertorio la Canción del Alirón, que versaba en su letra original:
En Madrid se ha puesto en moda
la canción del ¡Alirón!
y no hay nadie en los “madriles”
que no sepa la canción
Y las niñas ya no entregan
a un galán su corazón
si no sabe enamorarlas
al compás del ¡Alirón!
¡Alirón! ¡Alirón!
Pom, pom, pom…
Una canción de cabaret
Una noche, después de una victoria del Athletic, unos seguidores exultantes por la buena temporada del equipo acudieron a dicho cabaret donde actuaba esta cupletista, y al cual en ocasiones también acudía el propio Pichichi. Al entonar la canción, Teresita pide al público que coree el estribillo y, los entusiasmados hinchas de manera espontánea con la euforia festiva del momento cambiaron el final del estribillo con el “Alirón, alirón, el Athletic, campeón“.
Tal fue la aceptación y el éxito del renovado estribillo asumido por la tonadillera, que se versionó el cuplé con nuevas rimas:
En España entera triunfa
la canción del ¡Alirón!
y no hay chico deportista
que no sepa esta canción.
Y las niñas orgullosas
hoy le dan su corazón
a cualquiera de los once
del Athletic campeón.
¡Alirón! ¡Alirón!
el Athletic es campeón.
Hoy el fútbol en España
es la máxima afición
y la gente se emociona
con los ases del balón.
Y lo mismo en Indochina
que en Italia y el Japón
todos cantan las proezas
del Athletic campeón.
¡Alirón! ¡Alirón!
el Athletic es campeón.
La nueva versión se hace muy popular entre los aficionados al fútbol. Y así es como una canción de cabaret acabó convirtiéndose en el primer himno oficioso del Athletic hasta que en 1983 Juan Antón Zubikarai y Carmelo Bernaola componen el que hoy todos conocemos, cuya introducción musical conserva los primeros compases del antiguo cuplé. Si bien, desde entonces los “leones” entonan la famosa expresión cada vez que su equipo gana algún partido o competición. Con el paso del tiempo esta costumbre se ha ido extendiendo a otros equipos ganadores.
Los leones de San Mamés
El seudónimo de seguidores y especialmente de los jugadores del Athletic Club está ligado a una curiosa leyenda de este santo y al nombre del estadio San Mamés.
Mamés fue un mártir del siglo III. Dada la época romana en la que vivía y la persecución a los cristianos, Mamés fue sometido a diferentes torturas. Al no lograr que renegase de su fe, los romanos le llevaron al Coliseo para que unos leones lo devorasen vivo. Sin embargo, para sorpresa de todos, consiguió amansarlos. Aunque poco después fue ejecutado. Este hito hizo que posteriormente fuera santificado, uniendo el nombre de San Mamés a su milagro con los leones.
Asimismo, San Mamés es un santo muy venerado en la ciudad de Bilbao, al que estaba dedicado el asilo y la ermita que se encontraban muy próximos a los terrenos ubicados al final de la Gran Vía, donde se empezaría a construir en el año 1913 el estadio del Athletic, adoptando el nombre del santo. Y sus jugadores se podría decir que son los leones que guardan el recinto.
Hagamos un poco de historia
Llegados a este punto, hagamos un poco de historia para conocer otras muchas curiosidades. El foot-ball llega a la ría de Bilbao durante la industrialización que experimenta Bizkaia a finales del siglo XIX. Británicos afincados en el territorio y jóvenes vizcaínos que han estudiado en las islas son sus impulsores.
Corría el año 1892 cuando el presidente del Club Athleta de Astilleros del Nervión, el británico Henry Jones Bird, pidió permiso a las autoridades para jugar en el hipódromo de Lamiako, situado en el pueblo de Leioa. Los primeros en jugar fueron británicos que trabajaban en la zona y dedicaban sus ratos libres a practicar este nuevo deporte. En poco tiempo, ya era costumbre ver a los ingleses practicando el football en la conocida como “Campa de Averly” o “Campa de los Ingleses“, situada en el espacio que hoy día existe entre el Museo Guggenheim y la pasarela Pedro Arrupe.
El nuevo deporte pronto despertó gran expectación por parte de los vizcaínos. De hecho, poco después, unos jóvenes del Gimnasio Zamacois de Bilbao se unieron a los ingleses y comenzaron a jugar en Lamiako. De aquellos partidos y del entusiasmo generado surgió en 1898 la idea de fundar una sociedad futbolística, a la que llamaron Athletic Club, aunque legalmente se constituyó el 5 de septiembre de 1901, pasando a ser uno de los clubes más míticos. Junto al F.C. Barcelona y el Real Madrid, el único que ha disputado todas las campañas en Primera División desde la creación de la Liga.
Cabe señalar que solo unos años antes, en 1978 se fundó el primer club español del que se tiene constancia, el Rio Tinto Foot-Ball Club, creado casualmente también por trabajadores ingleses de las minas de Río Tinto (Huelva). Unos años después desapareció.
La Catedral de San Mámes
Retornamos a la crónica del Athletic. En 1910 se estrena la camiseta rojiblanca en un partido contra Irun Sporting Club. En 1911 el Club decide prescindir de jugadores extranjeros y apuesta por competir con futbolistas vascos. Con posterioridad, el equipo abandona Lamiako y se instala definitivamente en Bilbao. El 21 de Agosto de 1913 se inaugura el viejo campo de San Mamés, más conocida como “La Catedral”. El estadio recibió el sobrenombre porque los aficionados que acudían al campo decían que iban a San Mamés, pero a “la catedral”, para diferenciarlo de la ermita.
Ese año 1913 termina con el Athletic Club pletórico, favorito para ganar el Campeonato de España. El Athletic por esas fechas no dejaba de ganar capitaneados por Luis Iceta y con Pichichi en su delantera. Los jugadores de aquel equipo eran admirados por todos los campos de futbol debido a sus gestas deportivas.
¿Quién era Pichichi?
En la actualidad asociamos “Pichichi” como sinónimo de máximo goleador. Pero ¿Quién era el renombrado Pichichi? Como ya hemos apuntado, la respuesta hay que buscarla en los albores del fútbol en España.
En 1911 empezó a jugar amistosos con la camiseta del Athletic de Bilbao un joven Rafael Moreno Aranzadi (1892-1922), a quien sus primeros compañeros le pusieron el sobrenombre de Pichichi, al ser el más pequeño de la cuadrilla.
Nacido en la capital vizcaína, Pichichi era sobrino-nieto del escritor Miguel de Unamuno. Desarrolló su carrera en un momento en el que el fútbol empezaba a levantar pasiones en España, pero en el que todavía no existía la Liga Nacional de Fútbol Profesional, ya que ésta comenzó a funcionar en la temporada 1928/29. Pichichi pronto se convirtió en una estrella en su ciudad. Entró para siempre en la historia del Athletic de Bilbao cuando marcó el primer gol el día de la inauguración del estadio de San Mamés.
A lo largo de toda su carrera, Pichichi solo defendió los colores del Athletic. Solía jugar de extremo izquierdo y tenía una enorme facilidad para marcar goles. Sus cifras le convirtieron en uno de los mejores goleadores de la época. En 1921 colgó las botas, con 29 años, para iniciar una carrera como árbitro. Sin embargo, moriría antes de cumplir los 30 años de tifus. Su prematura desaparición acrecentó la leyenda de Pichichi entre los seguidores del Athletic.
En 1926, San Mamés le rindió un homenaje ubicando un busto del jugador, obra en bronce del escultor Quintín de Torre Berastegui, en la grada de la Misericordia. La pieza cambió de ubicación en tres ocasiones, la última con motivo de la construcción del Nuevo San Mamés. En el nuevo estadio, el busto de Pichichi se encuentra a la salida del túnel de vestuarios. La tradición exige que los capitanes de los equipos que visitan por primera vez el coliseo bilbaíno depositen un ramo de flores en el busto del legendario delantero en señal de respeto.
¿Por qué al que mete más goles se le llama “pichichi”?
Desde la temporada 1952-53, el diario deportivo “Marca” entrega anualmente un premio, el Trofeo Pichichi, al jugador que más goles mete en la temporada de Liga en Primera División. Por extensión, también suele utilizarse de forma genérica el término “pichichi”para referirse al máximo goleador de cualquier torneo futbolístico.
El nombre del trofeo lo extrajeron del apodo de este legendario delantero del Athletic de Bilbao, como reconocimiento a sus logros. Un magnífico goleador en su época, durante los años 1910 y 1920, antes de la creación de la Liga española de fútbol.
Un paseo por la historia minera de Euskadi y su gran reconversión
En definitiva, un día de hace más de un siglo un inglés vino a los montes vizcaínos a buscar en sus entrañas un filón de hierro puro y ¡All Iron!. Del grito al entonado “¡Alirón, alirón, el Athletic campeón!” solo hizo falta un cuplé y unos entusiasmados aficionados de un Club de fútbol, hoy histórico y venerado.
Así se pone de relieve la íntima relación que el foot-ball tuvo con el desarrollo industrial de la minería en Bizkaia en la que participaron muchos británicos que acercaron este deporte a las orillas del Nervión a finales del siglo XIX, dando lugar al nacimiento del Athletic Club de Bilbao.
Por ello, desde Gailurretan os invitamos a dar un paseo por esos Montes de Hierro, en los que se hallan las raíces de la industrialización de Euskadi, pues al calor de la minería surgieron grandes oportunidades de nuevas manufacturas, como la textil. Se encuentran ubicados en la parte más occidental de Bizkaia, Las Encartaciones. Un entorno natural que, partiendo desde Bilbao, se extiende hasta Karrantza donde se ubica nuestra casa rural/restaurante, entre cumbres y valles.
La explotación de los yacimientos minerales de Enkarterri/Las Encartaciones ha forjado unas impresionantes panorámicas. Las últimas minas cerraron hace décadas, iniciándose tras la reconversión industrial un proceso de regeneración del entorno que aspira a conservar y revitalizar el antiguo patrimonio industrial dejado por la actividad minera. Las minas, las fábricas y otros vestigios centenarios aparecen salpicados entre zonas verdes y lagos en la Ruta del Hierro que hoy os recomendamos. Podréis visitar entre otros lugares el funicular de Larreineta, el barrio de La Arboleda, el Centro de Interpretación Peñas Negras en Ortuella o el Museo de la Minería del País Vasco en Gallarta.
Magnífica información.